Muchacha Encantada

Tú, muchacha encantada,
eres bella, una bestia encadenada,
que ruge y grita; chillido indómito
que no mata, sino asesina.

Rebosante de alegría, esplendor y manantial.
¿Que son esas lágrimas ácidas de miel?
Sino desalmo; tristeza infernal.
¿Por quién lloras muchachita?

Eres deseada por todos,
y te siguen como lobos alterados,
animales desquiciados,
ingenuos; mártires de tu dolor.

No debes tener miedo, aterrada,
no debes de sufrir encadenada.
El amor como los dolores pasa,
con el tiempo, muchacha encantada.

Escándalo sin culpa, mera coincidencia,
nada más profundo que un error,
sin conciencia y sin razón.
Extrayendo el frágil néctar de la vida.

Ternura, me partes en dos,
me haces sentir aún más desdichado,
desafortunado y sin remedio,
al ver tu cara de melancolía,
jamás tan triste, jamás tan dulce.

No me extrañes ternura.
Todavía te escucho susurrando en sueños,
te escucho reírte de vagos recuerdos,
y te adoro completamente una vez más.

Aún desde la nada y del todo,
te puedo sentir; te puedo recordar.
Pero es de una sola cosa que me arrepiento,
y es que yo jamás, te volveré a tocar.